Milenio: El extravío de Europa

Adriana Malvido
14-11-2015

Rob Riemen estuvo en México. Impartió un seminario y dictó la conferencia The Questor Heroe and the Crime of the Century. En tres días hizo un viaje imaginario y profundo desde la antigua Grecia hasta nuestro tiempo, para convencernos de que la filosofía y la cultura son las únicas vías posibles para comprender el mundo, encontrar el verdadero sentido de la vida y preservar la civilización. Pero para eso “hay que rescatarlas del exilio”.

El filósofo holandés, presidente y fundador del Instituto Nexus en Tilburg, accedió a una entrevista antes de regresar a Holanda, donde esta mañana, en Ámsterdam, dio la bienvenida a Amos Oz como orador principal de la Conferencia Nexus 2015: Esperando a los bárbaros. Intelectuales de diversas nacionalidades debaten cómo es que, a estas alturas de la historia, la civilización occidental parece caer en nuevas formas de barbarie.

Habla Riemen: “La tragedia de miles de refugiados, simbolizada de la manera más horrible en la fotografía de un niño sirio tendido sin vida en la arena de una playa turca, coincide con un texto que estoy escribiendo: El regreso de Europa, sus lágrimas, obras y sueños. Uno de mis argumentos es que la Unión Europea, tal y como está planteada ahora, nada tiene que ver con la cultura de Europa. En la mitología, Europa es una princesa secuestrada por el poder. Eso ha hecho la UE, secuestrar el espíritu europeo y enviarlo al exilio. En mi libro El eterno retorno del fascismo, quise advertirlo porque lo veía venir. Ahí están Viktor Orban en Hungría, Putin en Rusia, Le Pen en Francia… Estamos pagando el precio de una Comunidad Europea basada simplemente en intereses económicos y valores políticos que cultivan la xenofobia y los nacionalismos. Pero eso también está sucediendo en América y muchos otros lugares que desterraron la cultura, la filosofía, los valores esenciales de la humanidad, a cambio de un nuevo paradigma que se llama pragmatismo. Y una sociedad que no cultive las grandes ideas humanas acabará, una vez más, en la violencia y en la autodestrucción. Hay una enorme nube de vacío espiritual generando gases tóxicos y no falta mucho para que den lugar a explosiones sociales sin precedentes. Demasiada gente vive en condiciones indignas.

“No debe sorprendernos el ascenso de Mr. Trump, ni que la clase política europea esté paralizada ante cientos de miles de refugiados. Además de que hemos sido complacientes con la situación, somos responsables de lo que pasa en Libia, en Siria. En el mundo árabe no han ido las cosas mejor: ni Arabia Saudita ni los estados del Golfo Pérsico reciben a un solo refugiado. Es una tragedia para los migrantes pero también es trágico ver que no aprendimos la lección que nos dejaron dos guerras mundiales”.

El autor de Nobleza de espíritu, una idea olvidada insiste en que las elites gobernantes no pueden solucionar el problema “porque ellas son el problema”. El cambio vendrá de la gente, de la sociedad, y “como todavía no vivimos en China o en Rusia, los intelectuales podemos escribir, publicar y exponer la situación, movilizar conciencias, como los ecologistas lo han hecho desde la década de 1970. Ahora nos toca luchar contra la pobreza espiritual, por la conservación de las ideas y los valores más importantes. Tenemos la responsabilidad de preservar a los clásicos, el significado de las palabras, la nobleza de nuestro espíritu”.

Para Riemen, el problema de las izquierdas es que “renunciaron a la cultura y a los valores espirituales hace ya mucho tiempo. Su intelectualidad es superficial, vacía, más ideología política que cultura. Así, le han abierto espacio a la derecha. Y el problema de los valores espirituales de la derecha, que suelen ser utilizados como agenda política, es que hablan de cristianismo y de cultura al estilo de Mussolini o Hitler”.

El mundo de la cultura es vital en la calidad de la vida humana, pero también es vulnerable. “No por nada los dictadores silencian a poetas y pensadores con la censura”. El filósofo recuerda a Nadezhda Mandelstam, víctima de Stalin. La poeta rusa memorizaba sus poemas y luego los quemaba para volverlos a escribir en la primera oportunidad. Pensaba que si en términos políticos había que ser progresistas, porque siempre hay una nueva forma de injusticia social que enfrentar, en términos de cultura era importante conservar todo aquello que contiene los más preciosos valores y aquellas expresiones que deben ser transmitidas.

Refiere dos ejemplos: Primo Levi decidió sobrevivir a Auschwitz cuando recordó el canto de Ulises de la Comedia de Dante; Aleksander Wat supo que podría soportar la prisión de Stalin en la Lubianka de Moscú cuando una mañana, a principios de la primavera, oyó a la distancia un fragmento de la Pasión según san Mateo de Bach. “Ellos ilustran que si hay algo —además del amor y la amistad— que puede dar sentido a la vida, es la belleza del arte”. Y los clásicos “siempre te dirán algo, nunca te decepcionarán, porque contienen valores eternos”.

Riemen menciona a Sócrates, Jesucristo, Nietzsche, Van Gogh, Dostoievsky, Mann, Goethe, T.S. Eliot, Musil, Brodsky… para ilustrar el término Questor Hero (héroe que busca). Son aquellos con el valor de ser diferentes, quienes dedican su vida a la búsqueda de sentido, de la verdad, el conocimiento, la introspección, el cultivo del alma; quienes emprenden el camino hacia la excelencia humana… Y aunque existen hoy en día, su figura “ha sido expulsada de la cultura occidental. Y ese es el crimen del siglo”.

Sigue: “Padres que dicen a sus hijos haz algo práctico, consíguete un buen trabajo, elije una carrera que te dé dinero… La noción de búsqueda se ha perdido. Las universidades se hacen cómplices cuando limitan la misión de la enseñanza a la obtención de un salario. La versión religiosa sería: sé obediente a lo que te decimos y deja la ética al cielo. Es una cultura kitsch: no pienses, no te esfuerces, busca lo fácil y rápido. También está la reciente religión: la fe se deposita en las finanzas o en la ciencia y la tecnología pensando que todo lo resolverán. Y no hay que subestimar el impacto si tomamos en cuenta que la fusión humano–robot ya no pertenece a la ciencia ficción, sino a la realidad y al núcleo duro de la economía. La noción de que la vida es una búsqueda espiritual y solitaria hacia la trascendencia, de que podemos ser mejores pero para lograrlo se requiere de muchas conquistas, está despareciendo”. Así, continúa el filósofo, también perdemos la noción de una vida de calidad, y sin calidad no hay arte, ni humor (que es señal de inteligencia), ni diversidad. Todo es gris, uniforme, estandarizado, sin belleza y sin verdad, como en el mundo industrializado de Chaplin.

La barbarie, dice Riemen, es la pérdida de la excelencia. “Cuando miro los noticieros y leo los periódicos me pregunto cómo es que hemos dejado todo en manos de una clase gobernante completamente corrupta que promueve la estupidez organizada. Pero lo que más me inquieta es la aceptación. Hay una enorme presión hacia el conformismo. De ahí nuestra responsabilidad. Recordemos que la cultura no es más que una invitación a cultivar la nobleza del espíritu y que habla siempre en voz baja. La sabiduría se revela no solo en las palabras sino en los hechos”.

Ya en 1876, Nietzsche advertía de una educación destinada a crear individuos intercambiables; por razones económicas y políticas, erosionó los contenidos culturales. “Así es en el mundo financiero. Las burocracias están creadas sobre esa base y así sucede en la academia: gente reemplazable porque así es mejor para la economía. Nada de personalidades diferentes; podrían provocar cambios. Y después nos sorprende ver que los más jóvenes, que han sido educados, no saben qué hacer con sus vidas. En el fondo, se sienten traicionados”.

En ese vació espiritual es que proliferan las sectas religiosas. La religión, dice Riemen, tiene dos caras: “La que promueve el cultivo del alma y saca lo mejor del ser humano; ese es el lado positivo. El lado oscuro es el que impone la culpa y ‘lo que se debe hacer’, cuando los seres humanos somos esencialmente libres. Una cosa es Dios y otra distinta es el clero; una cosa es Moisés y otra Aarón: el primero es profeta, el segundo es sacerdote, uno busca la verdad y el otro el poder.

“Las religiones pueden ser un verdadero peligro como el que representa ISIS. Pero hay que entender que ISIS hace lo que antes hizo la religión cristiana: decapitar, perseguir… Así que ahora estamos confrontados con nuestro propio barbarismo y con la historia de la destrucción de las culturas que ha sido la historia de las religiones. En lugar de culpar al Islam, que nada tiene que ver con sectas actuando de manera fanática, es hora de hacer una pregunta incómoda: ¿por qué tantos jóvenes educados, que lo tienen todo, son atraídos de esa manera? No tengo otra explicación que no sea el vacío espiritual. ¿Qué opciones tienen? Una es la droga e integrarse a la narco–cultura; otra es unirse a ISIS. La tercera es buscar en el mundo financiero e intentar ser lo más rico posible”.

Rob Riemen visitó México por cuarta ocasión. Le pido una opinión y responde sin titubeos: “La problemática social es increíble. No tendría que ser así con todo lo que tiene: una riquísima cultura, una muy fuerte tradición intelectual y artística. Con eso tendría que estar en la cima. México forma parte del espíritu europeo y me siento muy cómodo cuando vengo. Pero la narco–cultura, la corrupción política… Es tiempo de que la gente se resista, se rebele, haga una revuelta y diga: ‘la situación actual es inaceptable, esto no puede continuar así’, porque seguir en la misma dirección conllevaría un enorme desastre y todos lo saben”.

Rob Riemen concluirá pronto el libro El regreso de Europa, con el que celebrará el 25 aniversario de la revista Nexus. Incluye un ensayo de su autoría, diez textos clásicos (de Victor Hugo, Robert Musil, Joseph Roth, Stephen Spender, Winston Churchill, Karl Jaspers…) y treinta inéditos de autores como Javier Marías y Timothy Garton Ash, que abordarán la cultura y los valores del humanismo europeo.

Concluye: “El instituto quiere proveer una conciencia moral, un entendimiento crítico de lo que está sucediendo en nuestra sociedad, tener una idea de lo que es significativo y valioso en nuestras vidas”.