Entravista para La Jornada
La Jornada Todos viven interesados en su pequeño círculo; tal es el origen del colapso: Riemen “La violencia extrema que se experimenta en México es parte de un cuadro más amplio. Es parte de la crisis del mundo occidental. Hoy día, el empresario, el político, el militar, por ejemplo, viven sólo interesados en su pequeño círculo, lo que es conocido como identidad corporativa, y la consecuencia es que ya no existe un sentido de responsabilidad general: sólo nos sentimos responsables de nuestro ámbito inmediato”, explicó en charla con La Jornada el filósofo holandés Rob Riemen, quien impartirá hoy una conferencia magistral con la que concluirá el coloquio Valores para una sociedad contemporánea, que se realiza en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco. Considerado como uno de los filósofos más destacados de Europa, Riemen es fundador y actual director, junto con Kirsten Walgren, del Nexus Institute, de Holanda, reconocido también como el “think tank más serio y activo de Europa”. Por sus salones de conferencias han transitado pensadores y escritores como JM Coetzee, George Steiner, Leszek Kolakowski y Mark Lilla, entre otros. Ser rico, meta única Para Riemen, autor, entre otros, del libro Nobleza de espíritu: una idea olvidada, el desarrollo desigual que vivimos en el siglo XX dio como resultado que vivamos en una sociedad nihilista. “Eso significa dos cosas: por una parte hemos llegado a creer realmente que nada tiene valor, y por otro, se encuentra la idea de que se han perdido los valores universales, y que los que quedan ya no están relacionados con todo lo demás. “Actualmente, en el mundo están el empresario que piensa en su dinero, el político que piensa en su partido y sus propios intereses, y el militar en su armamento. Todos, interesados sólo en su pequeño círculo, por ello las cosas se colapsan y la consecuencia es que ya no existe un sentido de responsabilidad general relacionada con la calidad de la vida, sino más bien vinculada a la sobrevivencia. “Una sociedad que ya no cree que existen los valores universales; por ello será muy difícil para las personas escaparse de eso a nivel mental”, puntualizó Riemen. “Por desgracia, hemos creado una nueva religión. Ser rico se ha convertido en meta única. Todos los filósofos humanistas han reflexionado en que el primer deber de la vida no es convertirse en millonario, sino ser libre, lo cual es opuesto a ser títere del dinero. Para ser libre se necesita vivir con verdad, justicia y crear belleza; lamentablemente, ese ya no es el eje de los programas de estudios de las universidades. “Se ha olvidado el significado de la vida, el cual se relaciona con la dignidad, lo que a su vez se vincula con la calidad de la vida”, detalló el especialista. “Hoy día es muy fácil olvidar eso. En Europa pensamos que habíamos aprendido las lecciones de la Primera y la Segunda Guerra Mundiales, pero para nada; la Unión Europea se está cayendo a pedazos: hay un resentimiento cultural, tenemos nuestro propio problema de drogas, eso es porque se nos ha olvidado la nobleza de espíritu.” Con más de una década de estudios de teología, Riemen considera que tanto las religiones monoteístas (cristianismo, judaísmo e islamismo) como la ciencia y la tecnología, deberían ser mundos “un poco más humildes, más sencillos. Las religiones monoteístas no pueden decir que lo saben todo, ni siquiera pueden decir que conocen a Dios. En el momento en que dicen conocerlo se convierten en fundamentalistas puros. El cristianismo y el islamismo deben darse cuenta de sus grandes lados oscuros. “De igual manera el mundo de la ciencia y la tecnología. En Auschwitz, alrededor de 600 médicos llevaban a cabo sus experimentos en mujeres. La ciencia y la tecnología no saben nada sobre justicia, son un instrumento amoral, pues se puede utilizar para lo mejor y para lo peor. “Sin embargo –destacó Riemen–, lo que es de mayor importancia y que apuntó Ludwig Wittgenstein, es que sabemos y sentimos que aun cuando hubiéramos respondido todas las dudas científicas, no habríamos tocado siquiera lo elemental de la vida.” La ciencia, considera el filósofo holandés, “nunca nos podrá decir lo que es el amor, la amistad y el sentido de la vida”. Se tiene así, “que los religiosos piensan que sus dogmas pueden resolver los hechos del universo, pero no entienden el sentido de su propio texto sagrado, donde se puede encontrar una serie de metáforas, las cuales deben leerse de manera espiritual. “Mientras el nuevo ateo piensa que todas las grandes dudas de la vida o su lado trágico pueden ser resueltos por la ciencia; están cometiendo el peor error posible.” Rob Riemen tiene un singular aprecio por Sócrates, Thomas Mann, Spinoza, Primo Levi, Goethe y Camus, entre otros. Deplora que hoy día se viva con una cultura mercantilista, “la cual nos quiere hacer creer que tener una elección propia tiene que ver con poseer todo lo que se desea, mientras, aunque eso nunca es suficiente. “En ese sentido, nos encontramos con que ese individuo es el animal feliz, sólo eso. Es un error pensar que se puede comprar una identidad.” No obstante, Riemen se dice optimista respecto de creer en los valores universales. “Ser libre, amar, tener amigos, son algunos de los valores que tenemos ahora; la gente puede elegir tener fe, y no me refiero a una cuestión religiosa o dogmática”. De lo que se trata, concluyó Riemen, “es de redescubrir el arte de la vida. Pienso que la práctica de los valores universales puede llevar a todo mundo, quien sea, no importa de dónde provenga o qué haga, a una vida con dignidad”. Carlos Paul